Así se declaró nuestra Independencia


El 12 de julio de 1821 fue un día memorable para los limeños, porque marcó la entrada del General José de San Martín a la capital del virreinato peruano. 

El domingo 15 de julio, a su pedido, los notables de Lima se reunieron en Cabildo Abierto, con el propósito de jurar la Independencia.  A las 11 de la mañana —“fecha inicial de nuestra existencia autonómica”, en palabras del historiador Germán Leguía y Martínez—, se realizó la firma del acta de la independencia en la Sala Capitular de Lima.

El sábado 28 de julio de 1821, la Ciudad de los Reyes amaneció “lluviosa y nublada”. No obstante, “a eso de las nueve”, el ánimo era completamente distinto: el sol iluminaba a la multitud congregada alrededor del tabladillo construido frente “al portal de Escribanos”, en la plaza de Armas de Lima. 

Al lugar elegido como punto inicial del recorrido de las proclamaciones de independencia empezó a llegar la comitiva liderada por “los cuerpos del ejército”, que abrían paso a las altas personalidades de los ámbitos militar, civil y eclesiástico, así como “los nobles y las corporaciones”, todos montados a caballos, mientras que “los miembros del Colegio de Abogados, algunos jefes de oficinas y muchos vecinos de distinción” se movilizaron a pie. 

Lee "Proclamación de la Independencia" de Carmen Mc Evoy

A esta comitiva le sucedió el general San Martín, acompañado por el gobernador, el marqués de Montemira, y seguido por “el Estado Mayor del Ejército y los generales”, además de “los alabarderos de Lima”, “los Húsares de la Escolta”, “el batallón número 8, vencedor de Chacabuco y Maipú, con las banderas de Buenos Aires y Chile” y “la Artillería, con sus cañones, listos para las salvas”. 

Cuando el silenció reinó, San Martín, ya encumbrado sobre el entarimado y sujetando en su mano derecha el estandarte que “destacaba el nuevo escudo de armas de la ciudad”, pronunció “pausada, majestuosamente (…), con voz potente y vibrante” la proclama que selló simbólicamente nuestra independencia.

A este acto le siguió una explosión de sonidos: “las atronadoras salvas de la artillería”, “el repiqueteo tenaz” de las campanas de Lima, las melodías de las bandas militares y el entusiasmo del público. 

Así, el generalísimo José de San Martín enunció la célebre proclamación de la Independencia del Perú. Primero lo hizo en la Plaza Mayor de Lima, después en la plazuela de La Merced, luego, en la plaza Santa Ana, frente al Convento de los Descalzos y finalmente en la plaza de la Inquisición (hoy plaza Bolívar). Según testigos de la época, presenciaron la ceremonia más o menos 16.000 personas. El libertador con una recién creada bandera peruana en la mano, exclamó: 

Desde este momento el Perú es libre e independiente por la voluntad general del los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende. ¡Viva la patria!, ¡Viva la libertad!, ¡Viva la independencia! 

Tras el éxito en la plaza Mayor, el cortejo desfiló primero hacia la plazuela de la Merced (2), después a la plaza de Santa Ana, actual plaza Italia (3), y luego a la plaza de la Inquisición, hoy plaza del Congreso (4). “Tres horas después”, la comitiva estaba de regreso al punto inicial. En palabras del veterano Tomás Guido, “en todos los espacios (…) apenas se podía imponer silencio”, pues “las aclamaciones eran un eco continuado de todo el pueblo”, que expresó “escenas tocantes” y “demostraciones” sinceras de “gozo”.

(Nota del redactor: hemos editado un artículo de la publicación "Proclamación de la Independencia" de Carmen Mc Evoy, Bicentenario 2021, Banco Central de Reserva del Perú)

Comentarios